Estas galletas combinan las mejores propiedades de la levadura y la masa quebrada para crear una textura increíble. Lo llamé “2 en 1” por la combinación única de esponjosidad y frescura.
Empezamos a cocinar activando la levadura. Vierta 80 ml de agua tibia en un bol pequeño, agregue una cucharadita de azúcar y 7 gramos de levadura seca. Mezclar bien y dejar actuar de 5 a 10 minutos para comprobar si están activos.
Mezclar 250 gramos de mantequilla blanda con vainillina y 80 gramos de azúcar, batir con una batidora hasta obtener una masa esponjosa. Luego añadimos tres huevos uno a uno, batiendo con cuidado cada uno antes que el siguiente.
Agrega levadura activada a la mezcla y agrega poco a poco 550 gramos de harina, amasando una masa suave y que no se pegue a las manos.
Estirar la masa formando un rectángulo de unos 10-15 mm de espesor.
Espolvorea la superficie con azúcar, presiona ligeramente con un rodillo y corta la masa en rectángulos.
Coloque las galletas en una bandeja para hornear, déjelas reposar durante 15-20 minutos y luego colóquelas en un horno precalentado a 180 grados. Hornee durante unos 15 minutos hasta obtener una costra ligeramente dorada.
Deje que las galletas se enfríen un poco antes de servir. Sabe muy bien con té o café. Hoy te propongo probarlo con gelatina de frambuesa.
De esta porción obtendrás dos bandejas de deliciosas galletas, cuyo sabor es superior al de las galletas de mantequilla comunes. ¡Pruébalo y definitivamente te gustará!